martes, 15 de noviembre de 2011

Capitulo IX: La inesperada noticia

Capitulo IX: La inesperada noticia

Una vez ya en su tierra tras su retorno, Henry contactó con varios constructores, los cuales harían la casa de su hermana y cuando no tenía nada que hacer, llamó a su querida. Violeta el día que conocí a tu padre me dijo que si tú me habías contado una cosa importante sobre ti y la verdad es que ara mismo que yo caiga, creo que no me has contado nada- afirmó dubitativamente Henry- ¿de que se trata? Preguntó-, pero lejos de irse del tema era hora de contarle la noticia, para ello fue al piso de arriba y cogiò las misteriosas pastillas, de esta manera, las dudas de Henry se le disiparon en cuestión de segundos, pero antes de contárselo le dijo que fuera lo que fuese que no se sintiera triste, ya que la vida es así y que no hay mal que por bien no venga. La noticia era que… tenia una enfermedad para la cual no habían encontrado métodos por los cuales pudiera vivir más allá de los 45 años, las pastillas estas eran para que el ciclo siguiera, de dejar de tomarlas su edad en la cual fallecería seria mucho menor a la señalada. Al oír Henry la noticia se derrumbó, tuvieron que acudir varios médicos para socorrerlo y a partir de ese momento todo esta borroso…
Al despertarse el joven, no sabia donde se encontraba estaba confuso no sabia que hacia en aquella clínica, en cuanto tuvo un momento de lucidez preguntó donde estaba su querida, grito su nombre ¡Violeta!, ¡Violeta!, ¡Violeta! La llamaba insistentemente hasta que apareció por la puerta y rápidamente se tranquilizó. Permaneció en el centro tres días y cuando los doctores encontraron mejoría, volvió a hacer vida normal, bueno normal, normal… no, tenia muy presente la noticia que le dio Violeta así que habría que empezar a buscar soluciones cuanto antes. Una vez recuperado vio a ver como iba la construcción de la casa y después hablo más deliberadamente con su chica. Le pidió que le diera una pastilla y después de esto contacto con la Asociación Mundial de Investigadores para concertar una reunión, para ello se tenía que desplazar hasta Ginebra, y para allá que se fue, cogiò su yet y marchose solo.
Cuando llegó se fue para donde se iba a celebrar el consejo de Investigadores. Una vez allí, escucho sobre todas las investigaciones que se habían hecho, tanto los avances como los proyectos que seguían estancados, así que al finalizar la conferencia, presidió el escalafón más alto del consejo y pidió que necesitaba contar con los más sabios investigadores. Varios de ellos se ofrecieron, era eminentes especialistas de la investigación, pero claro todo esto tendría un costo muy alto para él. Se presentaron investigadores de distintos países entre los que se encontraban: un español, dos franceses, un brasileño, un ruso, un iraki, un noruego y dos australianos. Antes de firmar el contrato querían cobrar por adelantado ya que para eso eran los mejores en sus materias. Al día entre todos los investigadores tendría que abonar 45.000 coronas. Les dio la dirección de donde tenían que ir y a la semana se presentarían. Henry adquirió una vieja nave industrial que restauró en un tiempo record, todo esto por 300.000 coronas. Al final, el joven acabó las clases de filosofía y ya no sabia que más hacer. Nuestros personajes eran amantes de la música, y debida a su gran afición abrieron una tienda en las cuales vendían discos, pósters, chapas y demás merchandising. Pasaron tres meses y todo marchaba bien, ya habían inaugurado la tienda, construido la casa de su hermana y con respecto a la investigación de le enfermedad la cosas no avanzaba y ya llevaban tres meses trabajando y de momento seguirían en ello. Henry llamó a Helen para enseñarle su nueva casa, la joven al verla creía que todo era una broma, pero no, era todo real. Al parecer la casa era de su agrado y estaba contenta y a la vez muy orgullosa de ver como su hermano se preocupaba por ella y como con este pequeño gesto ya miraba su futuro desde el presente. Antes de que entrase a vivir dijo que quería ver a su noviete, a ella le daba cierto corte, pero accedió a ello muy gentilmente. Quedaron para conocerse y la impresión que le dio el joven era buena, en algunos aspectos era parecido al propio Henry, lo acogió con gran agrado en su familia, le dio el visto bueno y todo seguía bien.


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