martes, 15 de noviembre de 2011

Capitulo X: Se detiene la investigación

Capitulo X: Se detiene la investigación

Pasados ya diez meses desde que comenzaran a investigar, Violeta le dijo a Henry que por favor que lo dejaran ya que el tiempo pasaba y la cosa no avanzaba, Sus palabras parecieron calar muy hondo en nuestro personaje, así que se juntó a los eminentes científicos y acto seguido pararon la investigación. Al mes siguiente ya habían recogido todos sus artilugios, pero uno de ellos, el de Brasil, dijo que seguiría con la investigación de la enfermedad por su propia cuenta sin recibir nada a cambio, ya que observaba que realmente estaba enamorado y que haría lo que estuviese en sus manos para encontrar soluciones. Tuvo que pagar a los científicos que contrató y todo ello ascendía a 13.500.000 coronas, todo esto que el joven se estaba gastando, era alto secreto ya que Violeta no sabia nada de lo que el joven económicamente gastaba. Una vez ya vuelta la “normalidad” siguieron trabajando en su tienda, la cual tenia una gran fama, ya que era un local Vintage en el cual se podía encontrar de todo y claro, para la gente era un grandísimo placer tener una tienda como esa tan cerca de sus hogares. Con el paso de los días la relación entre Violeta y Henry se iba afianzando todavía mucho más, aunque parezca difícil de creer. Ambos tenían ganas de viajar por el mundo y a lo cual se iban a poner pero de repente una noticia inesperada que sacudió a la ciudad de Estocolmo y sobretodo a sus hijos Henry y Helen. Su padre Sir James Marshall había sido intervenido quirúrgicamente en un hospital, todo ello se debía a los achaques de la edad. Al enterarse sus hijos se fueron nuevamente para allá, a China, pero esta vez Violeta se quedó, de hecho así se lo pidió Henry, al parecer su padre estaba en un estado muy critico, muy delgado, bastante pálido y así desgraciadamente muchas más cosas. Mientras volaban para allá, el teléfono sonó era Eleonor madre de nuestros personajes, para comunicarles que poco después de la operación, su marido y padre de los jóvenes había fallecido. Desde este momento la tristeza vuelve a hacer acto de presencia….
Una vez llegados vieron que su madre estaba anímicamente muy mal, su esposo era todo lo era todo para ella y no sabia como afrontar este duro traspiés que le había dado la vida. Los hijos vieron a su padre por última vez, allí estaba él, reposando sobre su ataúd con un gesto en la cara de satisfacción, muy posiblemente por haber tenido una grandísima mujer y unos aún mejores hijos. Después de hablar ambos hijos con la madre decidieron de enterrarlo en Estocolmo, su ciudad de origen y en la cual hay tenían un panteón familiar, sin más demora partieron.
Pasadas horas y horas y aun con tristezas y penas en el cuerpo estaban de nuevo donde comenzó todo. El recibimiento por parte de la gente de la ciudad y pueblos colindantes se hacia presente, todos estaban conmocionados por la noticia de su fallecimiento. Seria recordado como una gran persona, simpática, divertida, muy amigo de sus amigos, pero sobretodo porque gracias a el, la ciudad 40-50 años atrás genero empleo para todos, llevo el suministro de agua potable a pueblos y ciudades y cosecho terrenos y terrenos con frutas y verduras, los cuales repartió con las gentes más necesitadas de la época, así como su multinacional Marshall Associatiòn conocida mundialmente. Se marchaba un genio querido por muchos y odiado por pocos. El sepelio se realizó en el cementerio principal de la ciudad donde yacían los restos de sus antepasados. Y allí quedó finalmente un hombre que pasaría a la posteridad por sus grandes hazañas, en la lapida del cementerio se podía leer lo siguiente:

Aquí yacen los restos de Sir James Marshall.
Tus hijos, esposa y demás allegados te
Echaremos en falta, gracias por todo lo que nos
Has dado, de verdad, ¡Gracias!

La madre seguía destrozada, no sabia que hacer ante tal situación, su hijo, le dijo que se viniese a vivir con él y con Violeta, según palabras de la madre, no quería ser una molestia, pero tras una larga y deliberada charla la consiguieron convencer así que, se vino a vivir con ellos. Todos sus enseres estaban en su casa, y decidió dejarlos allí, solo mando recoger las fotos familiares que allí tenia y después la casa la donó a una organización por las investigaciones médicas.
La madre conocía la ciudad como la palma de su mano, pero con el tiempo las cosas suelen cambiar. Había nuevos comercios, nuevas gentes, etc., pero habituarse de nuevo no iba a ser una tarea complicada. Una vez allí visitó la nueva casa de su hija y a la vez también a su pareja a la cual veía similitudes respecto a su hijo Henry.


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